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365 por los 43. Hasta las paredes saben

Casa de El Hijo del Ahuizote

México D.F.

 

Coordinación general: Diego Flores Magón

Museografía y diseño: Giacomo Castagnola, Erik López Rodriguez

Curaduría: Diego Flores Magón, Giulia Iacolutti

Texto de sala: Federico Mastrogiovanni

Autores: Valentino Bellini, Brett Gundlock, Giulia Iacolutti, Mauricio Palos, Heriberto Paredes

Con la participación de Rafael Pineda, Rapé

Apoyo: EFM encuentro fotografico México

 

La noche del 26 de septiembre de 2014 al menos cinco autobuses ocupados por estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, fueron atacados por la policia municipal de Iguala y por el grupo delinquencial Guerreros Unidos. 43 de estos estudiantes fueron desaparecidos, tres más asasinados y otros dos continuan en estado grave de salud.

 

A un año de distancia, los 43 estudiantes siguen desaparecidos.
La Casa del Hijo del Ahuizote, espacio de archivo y museo en el Centro de la Ciudad de México, en el domicilio de la antigua imprenta de El Hijo del Ahuizote, hospedó la muestra fotográfica “365 por los 43. Hasta las paredes saben”, 365 días evocados por las imágenes de Mauricio Palos y Heriberto Paredes (México), Brett Gundlock (Canadá), Valentino Bellini y Giulia Iacolutti (Italia), fotógrafos que han caminado las huellas de los 43 estudiantes a lo largo de este año.


Para estimular la participación ciudadana y dar voz a las paredes, el público llevó una de las 365 reproducciones numeradas de las fotografías en exhibición, o adquirir un mural “instantáneo” para colocar en las calles (#risograph).


Además de la exposición, el 26 de septiembre 2015, primer aniversario de la desaparición, marchamos en torno a El Ahuizote Ambulante, una

micro-infraestructura móvil de acción en el espacio público, desde la que se distribuyó una edición especial de las mismas fotos para tomar la calle.
La muestra cerró el 17 de octubre con un evento de clausura en la Casa del Hijo de El Ahuizote. #365xlos43

 

 

Texto de sala:

 

“Trescientos sesenta y cinco días separan a los cuarenta y tres normalistas de Ayotzinapa de nosotros. A partir del 26 de septiembre de 2014 Ayotzinapa dejó de ser un lugar, para convertirse más bien en una idea, un símbolo.

 

El 26 de septiembre es ya una de esas fechas que no necesitan que se especifique el año porque todo el mundo sabe y tiene que saber de

qué se trata. Como el 2 de octubre, que es sinónimo de represión. O como el 1° de mayo, que quiere decir justicia social. Desde hace trescientos sesenta y cinco días 26 de septiembre quiere decir desaparición forzada.

 

El Hijo del Ahuizote también es un lugar simbólico. Siempre ha representado libertad de expresión y lucha en contra de la opresión. La Casa del Hijo del Ahuizote hoy hace propio el llamado a la participación activa de la sociedad mexicana y de las familias de las víctimas de desaparición forzada, abriendo sus puertas a una exposición fotográfica sobre los 43 de Ayotzinapa.

 

Los fotógrafos Valentino Bellini, Brett Gundlock, Giulia Iacolutti, Mauricio Palos y Heriberto Paredes, han documentado con sus imágenes la búsqueda y el dolor, las marchas, la esperanza y la indignación a lo largo de un año. Pero su trabajo se queda incompleto si las imágenes no generan conciencia, si no invaden los espacios públicos, si no se hacen alimento para la mente.La información se vuelve resistencia. La narración se transforma en herramienta para desarmar la violencia. El testimonio se hace documento para no volver a ser violentados.

 

Retomando su antigua función social y comunitaria de imprenta, la Casa del Hijo del Ahuizote imprimió 365 copias de 15 imágenes. Las fotos están a disposición para que las agarres, las reproduzcas, las pegues en las paredes de tu ciudad, para intervenir las calles, los muros, para que recuperes los espacios públicos, para hacer uso de tu ciudadanía. Para que no siga imperando el olvido y la impunidad.

 

En la marcha del 26 de septiembre el “Ahuizote ambulante” caminará con las madres y los padres de los desaparecidos, juntos con todos los que quieren manifestar su indignación y la exigencia de justicia. El carrito del Ahuizote llevará las imágenes a las calles, ocupará físicamente el espacio público para que retroceda de esas mismas calles el autoritarismo y el horror”.

 

 

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